“ Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios».

(Carlo Dossi)

Por: Roosevelt Castro B.

Se llama Ana Aigneren Frodden. Es colombiana, aunque sus apellidos sean una mezcla franco-alemana.  Además es una amante de la pelota ovalada.

“Unas amigas y yo fuimos las pioneras del rugby femenino en Medellín”, comenta con nostalgia la rugbista nacida en Medellín, el 4 de enero de 1978.

Es que su amor por los tacles, los tries o las conversiones le llegó por el ADN fraterno. “Mi hermano Álvaro empezó a jugar este novedoso deporte cuando estudiaba ingeniería mecánica en la Universidad Nacional. Varias amigas y novias de los jugadores nos reuníamos para verlos, nos quedó gustando y empezamos a practicarlo”, evoca la hija de José Miguel, profesor de biología en la U de A, y de María Cristina, profesora de inglés de la U de M.

La adolescente inició así su amor con el balón ovalado a mediados de la década de los 90´s. “Yo estaba estudiando el bachillerato en el Colegio Alemán. Allí Jugué softbol pero luego de graduarme empecé a estudiar  veterinaria en la de Antioquia y me encarreté con el rugby, que decidí que esto era lo mío y me quedé. Por ello busqué un país donde se jugaba en la rama femenina, con una buena infraestructura deportiva, e igualmente que no tuviera problemas con el idioma y me encontré con España. Allí llegué  en el 2001, después de jugar este deporte casi seis años aquí en Colombia”, rememora la exhabitante del barrio Carlos E. Restrepo de Medellín.

Las puertas se le abrieron a la locura por el rugby de Ana. “El Olímpico de Pozuelo de Madrid, me dijo que sí y con ellos jugué hasta el 2014, año que me retiré para fungir como entrenadora del Rugby Club de Valencia RCV”, comenta la fisioterapeuta de profesión y exselección España femenina entre 2005 y 2014.

“Estoy gratamente sorprendida de la evolución del rugby femenino en Colombia y especialmente en Medellín. Felicito a nuestras chicas y les deseo lo mejor en próximas competencias.  A las nuevas, las invito a que lo jueguen, pues quiero que rompan con el estigma del machismo,  porque es un deporte de contacto”, concluye Ana, una de las pioneras del rugby femenino en Antioquia y una loca por la pelota ovalada.