Por: Jarvi Augusto Escobar S.

Coordinador de Comunicaciones Fecorugby

@JarviAugusto

 

Le encanta contar historias, y lo hace muy bien, pero esta vez es el protagonista de la entrevista. Es el gerente de comunicaciones de Sudamérica Rugby, el argentino Frankie Deges se ha convertido en embajador de cada uno de los países que hacen parte de Sudamérica Rugby.

Su actitud propositiva, su vasto conocimiento en periodismo y comunicaciones, el don de gentes, y el liderazgo para gerenciar el recurso de humano de su área en SAR, y su sinergia con los comunicadores de la región lo convierten en un referente en las comunicaciones, y de su buena visión y denodado trabajo de él y de su equipo, el rugby sigue creciendo en visibilización, imagen, reconocimiento, reproducciones, interacciones y conexión con los diferentes públicos.

Frankie es un profesional de amplio vuelo internacional. Ha recorrido los cinco continentes con el rugby, esa experiencia le da autoridad y cultura para hablar del deporte. Casualmente su primera publicación fue para una revista de Nueva Zelanda. Escribe sobre rugby desde 1986. Su origen fue el periodismo, periodismo televisivo y gráfico.

Desde la Federación Colombiana de Rugby a través de esta entrevista queremos hacerle un reconocimiento, extractar aprendizajes a partir del cubrimiento de múltiples eventos mundiales y también conocer su percepción sobre la evolución de este deporte en Colombia.

¿Qué significa el rugby en su vida?

“No elegí el rugby ya que está en mi vida desde la cuna. Si decidí abrazarlo para toda la vida y ofrecerle la misma oportunidad que me dio mi padre a mis hijos. En nuestro caso en el Buenos Aires Cricket & Rugby Club.

De mis tres hijos, dos son más fanáticos de lo que era yo a su edad y eso marca el rol del rugby en mi vida. Me siento padre de jugadores,
verlos jugar, desarrollarse como personas, tener amigos sanos gracias al compromiso que da este deporte es lo que me llena.
Ser parte de un club me da un claro sentido de pertenencia y que mis hijos vivan lo mismo, en el mismo club, es un orgullo.

Profesionalmente, pude combinar el amor por el rugby y viajar. Si bien me sigo considerando periodista, hoy estoy más volcado a la comunicación.
Tuve la suerte de cubrir las Rugby World Cup 1995 y 1999 como periodista, y trabajar en el equipo de comunicación de las siguientes cinco”.

¿Cómo llegó al rugby?

“Mi padre jugó durante muchos años y como suele suceder en mi país, al dejar de jugar se volcó a colaborar en el club. Como padre, como dirigente, como persona de referencia.
Empecé a jugar en el club recién a los 10 años y sigo teniendo como programa más entretenido ir a ver al primer equipo junto a mis amigos de toda una vida o ir a disfrutar de mis hijos y sus amigos jugando. Esto último, de la vida pre-COVID, es lo que más extraño”.

 

Cubrimiento de cuantos mundiales y donde

“Mi primer mundial fue de seven, en Edimburgo, en 1993. Un año antes, había estado en Sudáfrica para cubrir el regreso de los Springboks al rugby internacional después de varios años alejados de la competencia por culpa del abominable apartheid, y me gustó esa vida. Entonces, hacia Edimburgo y el primer mundial de seven partí.

Luego, fue Rugby World Cup 1995, siempre recordada por el rol de Nelson Mandela. RWC 1999 no fue la más interesante, pero estando allí me enteré que sería padre por primera vez y pude disfrutar unos días en Londres y Cardiff con mi padre que fue como simpatizante.

Australia 2003 fue tan espectacular como es el país y Francia 2007 lo superó. Para los argentinos, la medalla de bronce lo convirtió en único. Tuve el placer de estar en los siete partidos de Los Pumas. Además, fue el primer Mundial en que me acompañó mi esposa Valerie.

Nueva Zelanda en 2011 fue un torneo más boutique en un país al que he podido ir muchas veces y tengo amigos queridos, mientras que RWC 2015 en Inglaterra fue grandioso, un torneo que mostró el lugar que ocupa el rugby en el mundo del deporte.

Finalmente, Japón el año pasado me permitió visitar un país que no tenía en mi lista de lugares a ir. Hoy digo que volvería una y mil veces. Tuve la gran alegría de que mi mujer y mis tres hijos pudieron acompañarme durante unos días, intercalando mis obligaciones laborales. Por primera vez desde aquel primer Mundial pude ir a ver a Los Pumas como espectador – ¡creo que prefiero ir con un rol profesional!

Espero estar en Francia 2023 que promete superar el gigantesco éxito de Japón. Mis hijos ¡están convencidos que volverán…!”

¿Qué aprendizaje le queda de ese paso por los mundiales?

“De los mundiales me queda el crecimiento sostenido de nuestro deporte. De aquel primer Mundial que tuve la suerte de ir en 1995 a Japón, la globalidad del rugby es manifiesta.
Sudáfrica fue espectacular y la presencia de Mandela entregando la Webb Ellis Cup sacó al rugby de las páginas deportivas y lo llevó a las primeras páginas. Luego la película Invictus le dio otro enorme empujón.

Cada Mundial me ha dejado enormes enseñanzas. Creo que lo que más destaco es el nivel de detalle y logística que requiere un evento de este nivel.
Para que los 30 jugadores y el referí puedan entretenernos durante ochenta minutos, se comienza a trabajar mucho antes que el ciclo de cuatro años entre Mundial y Mundial”.

¿Alguna anécdota curiosa en mundiales?

“Tengo grandes recuerdos de cada una de mis experiencias mundialistas. Desde estar a centímetros de Los Pumas saliendo al campo de juego para el partido inaugural en París en 2007, a sentir que estuve con Nelson Mandela en Ciudad del Cabo y Johannesburgo cuando estando en el campo de juego tan solo por su presencia
París se llenó de argentinos en 2007 y era común caminar por cualquier calle y encontrarse con conocidos del rugby.

En Japón me tocó estar en uno de los tres partidos que se canceló por el tifón Hagibis estando justando en Kamaishi, el pueblo más afectado por el tsunami del 2011. Tienen un sistema de alarmas que se activa en todos los celulares y a cada tanto nos sonaba la alarma con un mensaje en japonés que iba avisando como estaba el riesgo climático.
Si bien el tifón no hizo el daño esperado, y a la hora del partido el estadio estaba en perfecto estado, al no estar en condiciones perfectas las vías de evacuación – entre otras cosas – se hizo lo correcto y se canceló Canada vs Namibia.

 

¿Cuál es la historia periodística que más lo ha marcado y por qué?

“Aquel viaje en 1992 a Sudáfrica a cubrir Springboks v All Blacks el 15 de agosto, y Springboks vs Wallabies el 22. Entendí que era lo que había elegido para mi profesión y como la quería desarrollar. Estar ahí abrió un universo impensado que pudo, y puedo seguir, disfrutando.”

¿Cómo describe la evolución del rugby colombiano y cuál ha sido la clave para su crecimiento?

“Conocí a finales de los 90s a Hans Joseph Rausch, a quien considero el padre fundador del rugby colombiano, y tengo amistad con Carlos Tejada, clave en aquellos primeros años del rugby colombiano. También trabé amistad con Bill Paul.

El rugby colombiano estaba dando pasos hacia donde está hoy, pero creo que el empuje y liderazgo de Andrés Gómez, junto al trabajo y amor por el rugby de Mauro Henao, el “Cabra” Jaramillo, José Diosa, “el tío” Sebastián Mejía Gil, Cata Palacio y en el rugby femenino Aleja Betancur, entre muchísimos otros, siguen elevando el nivel del rugby en el país.
Creo que es el trabajo, el empuje y desde luego el amor por el rugby de muchos la clave para la evolución”.

Recientemente fue jurado del concurso de periodismo sobre rugby en Colombia ¿Qué percepción le quedó de la producción periodística colombiana?

“El periodismo colombiano tiene una calidad probada a nivel regional. Tiene autores sin igual y si bien no conozco tanto su producción televisiva de noticias – si son reconocidas sus novelas – me satisfizo ver que si el rugby tiene gente que puede generar el contenido que pude disfrutar como jurado, el rugby está en buen camino.
Estar en los medios, en la percepción y agenda pública y de los gobiernos, es fundamental para seguir sosteniendo el crecimiento. En ese sentido, el rugby colombiano está trabajando muy bien”.

¿Donde ve a corto, mediano y largo plazo el rugby colombiano en las diferentes áreas?

“El rugby colombiano sigue creciendo en cantidad, tanto en varones como mujeres. Eso es muy positivo.
Es un rugby que tiene no más de 25 años y poder equipararse con países de mayor tradición e historia no es sencillo. Lleva muchos años. Hay que entender que la paciencia es clave en este sentido.

Materia prima de juego hay, gente capacitada para educar también. Es el esfuerzo, el roce, el golpe, la decepción lo que llevará a la alegría de seguir creciendo. Un día, gracias al conjunto de cada una de estas partes, será competitivo en el alto nivel regional. Y de allí, ¡a conquistar el mundo