Siempre será un orgullo para la Federación Colombiana de Rugby contar historias y mostrar esas personalidades que aportan y trabajan por la transformación del rugby en las regiones del país. Rafael Altahona, Internacionalista de profesión, especialista en Derecho Internacional y barranquillero del alma; en una década de trabajo por el rugby de su región, nos habla sobre como la transformación y el respeto han sido pilares del proceso en el Atlántico.

¿Cómo conociste el rugby?

“Yo antes practicaba otro deporte, y el primer equipo de rugby que se formó en la ciudad entrenaba en la misma cancha que nosotros. Yo los veía gritando y corriendo, y me llamaba mucho la atención el deporte, aparte que ya lo había visto por tv. No me decidí a inscribirme en ese equipo y luego caminando por mi universidad, me di cuenta que había un equipo allí y decidí ir a entrenar.”

¿Cómo has vivido el proceso de conformación y crecimiento con la Liga del Atlántico?

“Pienso que el proceso de crecimiento de la liga tuvo un pequeño atraso debido a unas diferencias que había entre dirigentes, en el tiempo en el que yo participaba como jugador. Este fue uno de los retos más grandes que tuve que afrontar en mi estadía en la presidencia, unificar y alinear a los clubes para beneficio de todos, fue muy muy duro.

En el camino surgieron otras tareas. La formación de un torneo de calidad, la continuidad en la competencia, mejores garantías para los jugadores, la contratación de personal de trabajo. Todas en su momento presentaron un grado de dificultad por la situación que cada una creaba. Por ejemplo, un torneo de calidad requería ambulancia, espacio apropiado, patrocinadores premiación, etc.

Éramos una liga muy joven dirigida por gente igual de joven, fue muy duro hacer la transición de compañero de equipo, de fiesta; a líder del deporte en el departamento, pero con mucho esfuerzo y trabajo en equipo se pudieron materializar grandes cosas como la oficina de la liga y la inclusión del rugby en el Estadio Moderno de Barranquilla como sede del deporte en la ciudad. Ahora, la idea es seguir con la gestión para tener otros espacios aparte de los dos fijos con los que contamos.”

Háblanos de esos avances y logros que son un orgullo para la región.

“Mi premisa siempre han sido los deportistas, mejorar en lo posible sus garantías para que estos puedan dar lo mejor de sí. Con lo duro que me tocó de jugador, pienso que hubiera podido dar más si la dirigencia en ese momento se hubiera esforzado más, y no quiero que repita lo que para mí fue un error en su momento.”

 

 

¿Por qué trabajar fuera del campo de juego?

Mi decisión de hacerme a un lado en la parte deportiva y tomarme en serio la dirigencial, vino después de una experiencia que tuve con la selección Colombia en Brasil, en la que no nos fue nada bien. Entendí que los jugadores siempre daban lo mejor de sí, y que Colombia tenía talento de sobra en lo deportivo, pero que hacía falta más personas que apoyaran la parte administrativa para que esos jugadores pudieran explotar aún más ese talento.

¿Por qué es importante la evolución y crecimiento del deporte en las regiones?

El crecimiento en las regiones, y la necesidad que tenemos nosotros de acércanos mucho más como organización a todos los rincones de Colombia dónde se juegue rugby, es poder contar con una base muy amplia y diversificada del país para poder tomar lo mejor de cada región y poder potencializarlo; no solo a nivel deportivo sino administrativo y dirigencial. Sabemos que hay muy buenos jugadores que podrían no estar en nuestro radar y es importante poder contar con ellos para todo lo grande que se viene en la Federación Colombiana de Rugby.

¿Cómo visualizas el futuro del rugby colombiano?

“El futuro del rugby colombiano es grande y muy prometedor, pero para que todo lo que tenemos en mente como organización se pueda materializar tenemos que hacer un cambio profundo en la organización como en nuestra población en general. Hay muchas diferencias y discusiones bizantinas que tienen que desaparecer para que todos nos podamos concentrar en crecer, avanzar, trabajar y construir para llegar a ese sueño que se llama World Rugby Cup.”

 

Y para cerrar esta historia de puntos suspensivos, Rafa (cómo sus amigos lo conocen), cree sin dudarlo que el valor clave para la construcción colectiva del deporte es el respeto. “Así suene a frase de cajón, más allá de todo discurso demagógico, si no toleramos nuestras diferencias, pero existe el suficiente respeto para trabajar juntos a pesar de eso, somos un éxito.”

Con ese acento caribeño que pinta su firme discurso, siempre estará agradecido por este largo camino de transformación en el que acredita a sus entrenadores, compañeros de equipo, detractores, amigos y, sobre todo, a su hermana que siempre lo ha acompañado en sus lesiones, viajes y largas jornadas de trabajo. A Gustavo Rocha, Andrés Santos y Felipe Arias.

El Rugby transforma, enseña y guía para trabajar en equipo por el crecimiento conjunto.